Final de Los Donguis.
El ingeniero Berlusconi encontró en los rodados de arriba flores negras, las primeras que había visto. Como no había tierra, sino solamente piedras filosas y sueltas, el ingeniero se interesó por ver las raíces. Desenterró unos dos metros de tallo blando, hasta que sintió que estaba halando algo mas pesadote lo que suponía era le raíz de la flor. Al ver que no era lo que pensaba y que lo que estaba halando en realidad era la tapa que cubría la entrada de una cueva, sin dudarlo entro a la caverna y se encontró con una convención de donguis; allí el ingeniero pudo apreciar la diversidad de donguis presentes, pero la que más le llamó la atención fue el Donguievski, así era denominada la variedad rusa. Este espécimen, además de ser ciego y sordo, poseía alas en lugar de manos.
Aunque el ingeniero estaba escondido, los donguis se percataron de su presencia. Por lo que, el que tenía la palabra en ese momento designó a Donguievski para que buscara al ingeniero. En la cueva hubo un alboroto muy grande y gracias a esto Berlusconi cayó en cuenta de que lo andaban buscando.
Entonces, el ingeniero debido a los nervios sólo se le ocurrió decir:
-¡Oh! Y ahora, ¿Quién podrá defenderme?
Inmediatamente se apareció el Tubérculo Gourmet, el cual llevaba una combinación parecida a la de un sonero, pero en el centro de su camisa llevaba sus iniciales bordadas y en las manos llevaba un cucharón y un cuchillo, en la derecha y el la izquierda respectivamente. Y éste dijo:
-¡Oh! YO, el Tubérculo Gourmet. ¡No contaban con mi estómago!!!
Automáticamente inició la acción; mientras el ingeniero se escondía, el Tubérculo devoraba los donguis cuidándose siempre de donguievski que era el mas peligroso.
Cuando sólo le faltaba por comerse a donguievski, el Tubérculo no sabía cómo hacerlo pero pensó en un nuevo método que nunca había utilizado. Abrió su boca y lo que salió de allí no fue muy agradable al olfato, pero sin dudas que fue efectivo pues logró que el animal raro cayera de las alturas y así cuando dicha criatura cayó el Tubérculo hizo lo pertinente, devoró al animal.
Al ver esto el ingeniero Berlusconi salió de su escondite, le agradeció al Gourmet y ambos treparon hasta salir de la cueva.
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