Esta vez Tilota no desaparece. Y le dice a su discípulo:
¿Por qué ya no me persigues más?
Porque, usted me tiene de relajo, y sabe… ya contacté al ermitaño del Árbol del Orgullo y él será mi nueva maestra. Respondió el discípulo y agregó:
Así que cuídese y encuentre otro discípulo ingenuo.
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