sábado, 16 de octubre de 2010

Final de La Pagoda de Babel.


   Y por esa invertida torre de oscuridad, el alma del soberbio sultán se fue consumiendo y de su físico, ni hablar pues por estar de necio y engreído Dios condenó al sultán a tener que subir y bajar con una soga a todos los que llegaran a ese lugar para recorrer la torre. Un día muy cargado y con la fila llena de personas, los brazos se le desarticularon lo que causó que fueran cayendo como un bólido y era tan profundo el agujero en el suelo que hasta hoy no deja de caer.

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