viernes, 3 de diciembre de 2010

Mi poema favorito.

Jorge Luis Borges


Ajedrez

 

I

En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

II

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?

 

  

Interpretación argumentativa de Ajedrez.


El poema "Ajedrez" del poeta y escritor argentino Jorge Luis Borges me pareció muy interesante y muy complejo, todo esto debido a que en  dicho poema el autor nos habla de lo que hacemos en la vida para sobrevivir, lo cual para transmitírnoslo dice: "no saben que la mano señalada del jugador gobierna su destino". También, Borges nos da, se puede decir, respuestas a preguntas que están bien latentes. Yo por ejemplo he llegado a pensar que por qué me muevo, por qué tengo ese deseo de vivir y otras así por el estilo, y el autor en dicho poema sostiene que "Dios mueve al jugador, y éste, la pieza". Con lo que estoy muy satisfecha, pues es la verdad que Dios me infunde el espíritu para poder continuar en esta partida de ajedrez.

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